Haumea es una pieza original de Eva Menezz realizada en 2024, de su nueva serie de Esculturas “Dwarf Planets”.

Haumea, al igual que Ceres, forma parte de una serie escultórica que explora la hipótesis artística de objetos de origen mineral, cósmico o incluso alienígeno. Inspirada en el planeta enano del mismo nombre —conocido por su inusual forma elipsoidal y su rapidísima rotación—, esta obra encarna una energía tectónica detenida en el tiempo, como si un fenómeno geológico hubiera sido interrumpido justo antes de concluir su formación.

El uso contrastante del verde fosforescente y los acentos en rojo vibrante confieren a Haumea una tensión visual que oscila entre lo biológico y lo mineral, entre lo marcadamente vivo y lo aparentemente inerte. Esta dicotomía de color refuerza su ambigüedad como objeto: ¿es un cristal contaminado por algún proceso químico o un fósil de un organismo de otro mundo?

Formalmente, la escultura juega con una composición de masas amorfas y elementos cúbicos que parecen emerger o hundirse en su superficie, como si se tratara de una estructura híbrida, a medio camino entre la arquitectura y la erosión. Esta tensión entre lo geométrico y lo orgánico se convierte en el núcleo conceptual de la pieza, revelando el conflicto entre orden y caos, tecnología y naturaleza.

Desde una perspectiva artística y teórica, Haumea puede interpretarse como una especulación escultórica: una arqueología del futuro. La obra funciona como un “objeto especulativo” en el sentido más amplio, abriendo posibilidades narrativas que trascienden lo terrestre.

En conjunto con Ceres, la pieza refuerza la noción de que el arte puede operar como un laboratorio conceptual desde el cual explorar los límites entre ciencia, ficción y materialidad. Ambas esculturas se constituyen como reliquias de mundos inexistentes, pero profundamente verosímiles, creando una mitología visual contemporánea a través de la materia misma.