El Sol. Después de una oscuridad que parecía no acabar, los primeros rayos de luz llegan con la esperanza de un nuevo esplendor, que aparece cargado de fastuosidad. La fase dual, es afrontada como una soberanía compartida.
Un espacio calmo, donde la suavidad y la rudeza configuran un equilibrio perfecto. Vuelve el color, sin embargo ellos en blanco y negro, muestran el poso de una experiencia previa dolorosa tatuada ya perenne que les ha hecho más fuertes pero también más compasivos.